Humberto Maturana


Hay dos experiencias de mi infancia que quiero relatar por las
reflexiones a que ellas me condujeron.
 
 
 En una ocasion, cuando yo tenia once años acompañe a mi madre, quien era Asistente Social, Visitadora Social se decia entonces, en una visita a una familia de obreros del ladrillo, en lo que en esa epoca, 1940, era Punta de Rieles, al final de Macul.

Alli llegamos a una vivienda que era un hoyo rectangular en la tierra con un techo inclinado, y en cuyo interior se encontraba una mujer tendida en el suelo, enferma, cubierta de harapos. Junto a ella estaba un niñoo, menor que yo. Al verlo pense: 'Yo podria ser ese niño, pero no lo soy, y nada en mi justifica el que yo tenga una casa, pobre pero casa, que yo pueda ir al colegio y comer todos los dias, y que este niño no.

No es merito mio, es solo un regalo de la existencia; nada de lo que tengo me pertenece y solo me cabe estar agradecido mientras lo tenga'. Esta experiencia cambio mi vida porque desde entonces vivi en la conciencia de que la vida que uno vive es solo un regalo del que no cabe otra cosa que estar agradecido, y las cosas buenas que uno viva no significan que uno sea mejor que cualquier otro que no las tenga y las cosas malas que a uno le pasan no significan tampoco que uno sea peor que otros que no las viven.

Ese niño y yo eramos igualmente dignos.

 La otra experiencia que quiero relatar la vivi en el patio de mi casa, junto a un arbol de flores lilas. Alli me encontre pensando: 'No me gusta obedecer. No quiero obedecer. Que debo hacer para no obedecer?. Si mi madre me pide que haga algo, tendre que hacerlo, no puedo decir que no, pero no quiero obedecer.

Ah! ya se, lo que hare sera tratar lo que deba hacer como mio, lo transformare en lo que yo quiero hacer, y gozare haciendolo. Siempre? No! Cuando se me ordene algo que no quiera hacer mio, no lo hare, y vivire las consecuencias; Desde entonces nunca mas obedeci, ni sufri haciendo lo que no queria hacer.
Texto: Humberto Maturana
Forografía: Desconozco autor

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